En uno de nuestros viajes, decidimos recorrer Sevilla de una manera diferente: desde el Río Guadalquivir. Subir a un barco permite ver la ciudad desde otra perspectiva, contemplando sus monumentos, puentes y barrios mientras nos movemos lentamente por sus aguas. Y es de lo mejor que hacer en Sevilla.
El río ha sido durante siglos una vía fundamental para Sevilla. Por él llegaron mercancías, viajeros y exploradores, y desde sus orillas se construyeron muchos de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Navegar por el Guadalquivir permite imaginar cómo era la vida hace siglos y, al mismo tiempo, disfrutar del ritmo tranquilo de la ciudad hoy.
Desde el barco se aprecian detalles que pasan desapercibidos desde la calle, y cada giro del río descubre un rincón distinto, un puente o un monumento que invita a detenerse y mirar. Aquí puedes reservar un paseo en barco por Sevilla
Un recorrido de impresión
El embarque y primeras impresiones
Llegamos al muelle de Sevilla, donde varios barcos turísticos esperan a los pasajeros. Subir al barco fue sencillo; elegimos uno de los cruceros más populares, de alrededor de una hora de duración, que recorre los puntos más representativos del río.
Nada más alejarnos del embarcadero, notamos cómo cambia la perspectiva de la ciudad. Nos llamó la atención cómo, desde el agua, se percibe mejor la conexión entre el centro histórico de Sevilla y Triana, separadas por el Guadalquivir pero unidas históricamente por comercio y tradición.

Con la audioguía fuimos descubriendo curiosidades que, de otro modo, habrían pasado desapercibidas: que el Guadalquivir es uno de los pocos ríos navegables de España, que fue la puerta de entrada a Sevilla durante la época de los barcos de Indias, o que muchos de los puentes actuales sustituyeron estructuras mucho más antiguas, a veces de madera, que se reconstruían constantemente.
Los puentes históricos de Sevilla
Mientras avanzábamos por el Guadalquivir, empezamos a ver los primeros puentes que cruzan la ciudad. El más cercano era el Puente de Triana, o Puente de Isabel II, que ya conocíamos desde tierra, pero verlo desde el río ofrecía una perspectiva completamente distinta. Pudimos apreciar la estructura de hierro, sus cerámicas decorativas y cómo conecta directamente con el barrio más castizo de Sevilla.

Un poco más adelante apareció el Puente de San Telmo, con su diseño clásico del siglo XX, que contrasta con el estilo de Triana. Nos contaron que su construcción estaba pensada para facilitar el acceso a la zona universitaria y a los muelles que antes eran puntos de carga y descarga. Incluso se nota cómo cada puente refleja la época en que se construyó: materiales, formas y función se mezclan con la historia urbana de la ciudad.
El último puente que cruzamos durante el recorrido fue el Puente del Alamillo, diseñado por Santiago Calatrava. Su estilo moderno rompe con la estética clásica de los anteriores, recordándonos que Sevilla no solo tiene siglos de historia, sino también un presente arquitectónico muy cuidado. Desde el barco, la sucesión de puentes parecía un viaje a través del tiempo, donde cada estructura contaba su propia historia.
La ribera del Guadalquivir y monumentos visibles desde el río
A medida que el barco avanzaba, comenzamos a distinguir los monumentos más emblemáticos de Sevilla desde una perspectiva privilegiada. Primero apareció la Torre del Oro, un antiguo torreón defensivo del siglo XIII que vigilaba la entrada al puerto fluvial. Desde el río, es fácil imaginar cómo sus muros dorados reflejaban la luz del sol y servían para controlar el comercio, especialmente durante la época de los barcos de Indias.
Seguimos navegando y llegamos frente a la plaza de toros de la Maestranza, uno de los templos taurinos más importantes de España. Desde el agua se aprecia la fachada con sus colores blancos y rojizos.

El barrio de Triana se revelaba en la otra orilla. Las fachadas blancas, los azulejos de colores y los antiguos muelles contaban la historia de un barrio que ha sido cuna de artesanos, marineros y artistas. Desde el barco, Triana parecía todavía más cercana al río que a la ciudad, recordándonos su relación histórica con el comercio y la navegación.
Nuestra experiencia en el crucero
Subimos al barco y buscamos un lugar en la cubierta superior, tal y como nos habían recomendado, y te recomendamos ahora nosotros. Pronto nos dimos cuenta de que la experiencia es muy distinta a recorrer Sevilla a pie.
Observamos cómo se reflejaban los edificios en el río y nos entretuvimos mirando los detalles de los muelles y terrazas que bordean las orillas.
Durante el recorrido tomamos un refresco y escuchamos a otros pasajeros intercambiar impresiones sobre la ciudad. Fue fácil dejarse llevar por el ritmo tranquilo del barco, notar la brisa y simplemente disfrutar del momento. También nos dimos cuenta de que elegir la hora adecuada, por ejemplo, antes del atardecer, cambia completamente la experiencia: la luz suaviza la ciudad y hace que los colores del río y los edificios destaquen más.
¿Y hacer un crucero nocturno?
En otro viaje decidimos hacer el crucero al atardecer. La transformación de la ciudad fue inmediata. La luz cálida del sol sobre los edificios se mezclaba con los reflejos en el agua, creando un ambiente relajado y distinto al del paseo diurno. Hicimos uno con cena que hizo de la experiencia un éxito (Puedes reservar un crucero con comida o cena aquí)
A medida que la ciudad se iluminaba, los puentes, las fachadas y las torres comenzaron a destacar de manera especial. La Torre del Oro brillaba sobre la ribera, la Maestranza se perfilaba con su iluminación tenue y los bares junto al río emitían un resplandor acogedor.

El crucero nocturno también ofreció otra perspectiva de Triana, con las luces de la calle Betis reflejadas en el río y las terrazas iluminadas. La combinación de la brisa del Guadalquivir y el murmullo de la ciudad nos hizo disfrutar del paseo de manera distinta.
Los cruceros están de moda
Sevilla es una ciudad que siempre ha mirado a su río, por lo que podemos admirar gran parte de la ciudad navegando por el Guadalquivir, lo que ha aumentado es la variedad de lo cruceros que se pueden realizar. Además del típico crucero turístico, los cruceros con cena o las fiestas de despedida o de celebraciones varias llenan los barcos de la ciudad.
El éxito de los cruceros ha llegado hasta tal punto que se ha convertido en una de las opciones favoritas por los viajeros, donde casi en cualquier época del año se puede disfrutar, pues el clima es realmente bueno para ello.
La oferta es bastante grande, pero debemos saber primero, qué tipo de crucero queremos y contar con un presupuesto límite. Después hay que buscar a las empresas para poder llevarlo a cabo, donde una buena investigación de las opiniones de los turistas nos ayudará a estrechar el cerco sobre el crucero que buscamos.
Luego ya es conocer bien los horarios en los que se realiza el crucero y las opciones existentes, ya que en muchos casos vienen incluidas visitas y otros pueden contar con diversos extras que pueden estar incluidos o suponer un mayor gasto.
Esperamos que encuentres el crucero que buscas y disfrutes de uno de los paseos más bonitos que se pueden realizar en barco en nuestro país, el de una ciudad con “duende” como es Sevilla.
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