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Qué ver en el Barrio de Santa Cruz de Sevilla y la antigua judería

Si hay un lugar que visitar en Sevilla donde se siente cada siglo de su historia, ese es el Barrio de Santa Cruz. Al adentrarnos en sus calles estrechas y patios llenos de flores, cada rincón parece esconder una historia, un secreto o una sorpresa que solo se descubre caminando despacio.

Santa Cruz es un espacio donde la vida cotidiana convive con monumentos Patrimonio de la Humanidad. Entre plazas soleadas y callejuelas empedradas, decidimos recorrerlo dejándonos guiar tanto por los edificios más emblemáticos como por los rincones menos conocidos, esos que capturan la esencia de Sevilla y su duende.

A lo largo de este recorrido vivimos la majestuosidad de la Catedral y la Giralda, la historia encerrada en el Archivo de Indias, la elegancia de los Reales Alcázares, y descubrimos plazas y callejuelas donde cada detalle parece contar un capítulo distinto de la ciudad. ¿Te vienes?

Breve historia del Barrio de Santa Cruz

Antes de adentrarnos en sus calles, os hacemos un resumen de la historia que ha dado forma a Santa Cruz. Este barrio nació como la judería medieval de Sevilla, un laberinto de calles estrechas donde convivían comunidades judías hasta la Reconquista. Sus calles y patios conservan aún la esencia de esa época, con edificios que combinan influencias musulmanas, judías y cristianas.

Tras la Reconquista, el barrio fue remodelado. Se construyeron iglesias, conventos y palacios, y muchas de sus callejuelas se orientaron hacia patios y plazas que hoy son sus rincones más encantadores. A lo largo de los siglos, Santa Cruz ha logrado mantener su trazado original, lo que permite caminar hoy por las mismas calles que transitaban sus antiguos habitantes.

Al recorrer el barrio de Santa Cruz, es fácil imaginar cómo se vivía aquí siglos atrás con comerciantes en las plazas, niños jugando en los patios y artistas dejando huella en la arquitectura y en la tradición del flamenco. Esa mezcla de historia y vida cotidiana es precisamente lo que hace que Santa Cruz siga siendo uno de los barrios más auténticos de Sevilla.

Qué visitar en el Barrio de Santa Cruz de Sevilla

Para que no te pierdas nada del Barrio de Santa Cruz, te contamos el recorrido que hicimos en uno de nuestros viajes y que te lleva por sus lugares más emblemáticos con el que podrás impregnarte con su alegría y su belleza. Otra opción muy interesante es hacer este free tour por el Barrio de Santa Cruz, que te llevará por todos sus rincones y con el que descubrirás historias que pocos conocen.

La Catedral de Sevilla y la Giralda. La Plaza del Triunfo

Empezamos nuestro recorrido en la Plaza del Triunfo, un espacio que concentra la majestuosidad de Sevilla. Allí nos encontramos con el Monumento a la Inmaculada Concepción, que domina la plaza, y frente a él, la imponente Catedral de Sevilla, a la que accedimos por la Puerta del Príncipe.

Para conocer la Catedral, y también el Alcázar del que hablaremos después, te recomendamos realizar esta visita guiada a la Catedral, la Giralda y el Alcázar, en el que te contarán interesantes historias y descubrirás los monumentos de una manera muy especial.

Al entrar, llama la atención la amplitud de la nave central y la riqueza de los detalles y además visitamos la Tumba de Cristóbal Colón, que, aunque fue trasladada varias veces, sigue siendo uno de los tesoros más visitados. Por otra parte, el Coro, las Capillas de Alabastro y la Sacristía nos sorprendieron por su ornamentación y su historia.

Sevilla - Catedral

Después subimos a la Giralda, símbolo de Sevilla, un campanario de 104 metros que se recorre cómodamente por una rampa. Desde allí contemplamos la ciudad extendida a nuestros pies y entendimos por qué su silueta es reconocible desde cualquier punto de Sevilla.

De mezquita a Catedral

La construcción de la Catedral de Sevilla comenzó sobre la antigua mezquita almohade de la ciudad. De hecho, la Giralda fue originalmente el alminar de esa mezquita, y la rampa que hoy permite subir hasta la cima fue diseñada para que los jinetes pudieran ascender a caballo. Esto significa que, al subirla, seguimos literalmente los pasos de siglos de historia, desde la Sevilla musulmana hasta la cristiana.

Antes de salir, paseamos por el Patio de los Naranjos, un espacio lleno de historia, donde los antiguos baños y jardines árabes se mezclan con la arquitectura cristiana. La Puerta del Perdón nos devolvió a las calles del barrio, marcando el inicio de nuestro paseo por Santa Cruz y sus rincones más íntimos.

El Archivo de Indias

Tras salir de la Catedral de Sevilla, rodeamos la Giralda y nos dirigimos hacia la imponente fachada del Archivo de Indias, situado en la misma Plaza del Triunfo. El edificio nos llamó la atención por su forma cuadrada y su apariencia sobria, bastante distinta a la riqueza ornamental de la Catedral, lo que nos hizo fijarnos mejor en sus detalles. Grandes ventanales, columnas sencillas y una sólida portada que reflejaba la importancia de su función original.

El Archivo de Indias fue concebido inicialmente como Lonja de Mercaderes, pero desde 1785 alberga documentos relacionados con los territorios de ultramar tras la conquista de América. Nos impresionó saber que conserva más de 43.000 documentos, con un total aproximado de 80 millones de páginas, incluyendo más de 8.000 mapas, algunos dibujados a mano por los primeros exploradores.

Sevilla - Archivo General de Indias

Recorrimos algunas de sus salas y observamos la escalera principal, majestuosa y de líneas clásicas, que conecta los pisos donde se exhiben los documentos más representativos. Resulta fascinante pensar que muchos de los viajes, conquistas y decisiones políticas que cambiaron la historia de España y América están reflejados en estos papeles.

Estar allí nos permitió comprender cómo Sevilla fue el epicentro del comercio y la administración durante la época colonial, y cómo cada rincón del barrio de Santa Cruz estuvo vinculado, de alguna manera, a esa historia.

El Real Alcázar de Sevilla

A pocos pasos del Archivo de Indias, nos encontramos frente a la muralla roja que delimita la entrada a los Reales Alcázares, un conjunto palaciego que nos hizo sentir que cada piedra tenía siglos de historia guardados. Cruzamos la puerta principal y nos adentramos en un espacio donde gótico, mudéjar y musulmán conviven de manera armoniosa.

Primero admiramos el Palacio Mudéjar, con sus patios labrados, techos artesonados y el famoso Patio de las Doncellas, donde cada detalle de la decoración refleja la habilidad de los artesanos de la época. Nos encantaron también el Patio de las Muñecas y el Salón de Embajadores, verdaderas joyas arquitectónicas que hacen evidente la importancia del lugar como residencia real.

Luego recorrimos el Palacio Gótico, construido por Alfonso X el Sabio en 1254, mucho más sobrio que el Mudéjar pero igualmente fascinante. Sus salas principales, como la Capilla, el Salón de los Tapices y la Sala Gótica, nos permitieron ver la evolución de los estilos a lo largo de los siglos y entender cómo se mezclan la funcionalidad y la majestuosidad en estos espacios.

Siglos de historia

¿Sabías que el Real Alcázar de Sevilla es el palacio real más antiguo de Europa que sigue en uso?. Aunque hoy los Reyes de España lo utilizan solo en visitas oficiales a Sevilla, algunas de sus salas y patios han estado habitados y modificados durante más de mil años, desde la época musulmana hasta la actualidad. Al recorrer sus patios y salones, caminamos por los mismos espacios que reyes, reinas y gobernantes han pisado a lo largo de la historia.

Finalmente, nos detuvimos a pasear por los jardines, un lugar perfecto para tomar un respiro y disfrutar del frescor y la sombra de naranjos, fuentes y rincones ajardinados. Mientras caminábamos por el Real Alcázar de Sevilla, imaginábamos cómo los Reyes de España utilizan aún estos espacios cuando visitan Sevilla, y cómo este palacio ha sido testigo de siglos de historia, decisiones políticas y celebraciones.

El Hospital de los Venerables

Tras recorrer los Reales Alcázares y sus jardines, nos adentramos en las callejuelas del barrio hasta llegar al Hospital de los Venerables, un edificio barroco del siglo XVII que nos sorprendió por su elegancia discreta. Originalmente fue fundado por la Hermandad del Silencio para acoger a sacerdotes ancianos o enfermos, y su patio interior refleja perfectamente el estilo sevillano de la época, con arcos y columnas que enmarcan una tranquilidad difícil de encontrar en el bullicio del barrio.

Hoy el edificio alberga el Centro Velázquez, donde se exponen obras del genial pintor y otros maestros como Murillo o Zurbarán. Pasear por sus salas nos permitió ver cómo la arquitectura y el arte se entrelazan.

Sevilla - Hospital de los Venerables

El patio, con su fuente central y su geometría clásica, es el principal punto de interés del Hospital y uno de esos rincones que invitan a detenerse y contemplar. También visitamos la iglesia, que conserva elementos originales y que refleja la importancia que tuvo el hospital en la vida religiosa y social del barrio.

Para evitar largas esperas, nos aseguramos de comprar las entradas con antelación (aquí:entrada al Hospital de los Venerables., y así pudimos disfrutar del lugar con calma, sin prisas, absorbiendo cada detalle de este pequeño gran tesoro barroco en el corazón de Santa Cruz.

Las callejuelas y plazas del Barrio de Santa Cruz

Después del Hospital de los Venerables, nos adentramos en las callejuelas que hacen único al Barrio de Santa Cruz. Comenzamos por la Calle Agua, junto a la muralla de los Reales Alcázares, y poco a poco fuimos descubriendo patios escondidos y fachadas encaladas que revelan la historia del barrio. Caminando por la Calle Vida, nos sorprendieron los pequeños balcones llenos de flores y los azulejos conmemorativos que relatan historias de antiguos vecinos.

Llegamos a varias plazas que nos dejaron sin aliento. La Plaza de Doña Elvira, con su fuente central rodeada de naranjos, es un lugar perfecto para sentarse y disfrutar del ambiente, mientras que la Plaza de la Alianza, justo junto a las murallas de los Alcázares, nos permitió imaginar cómo se vivía aquí siglos atrás.

Sevilla - Barrio de Santa Cruz

Nos adentramos en la Calle Mateos Gago, animada y repleta de bares y restaurantes donde probamos algunas tapas típicas mientras contemplábamos la Giralda desde la distancia. Más adelante llegamos a la Plaza de Santa Cruz, un remanso de paz con su jardín y su cruz de hierro, y finalmente cerramos nuestro paseo por las callejuelas en la Plaza de los Refinadores, presidida por la estatua de Don Juan Tenorio, un guiño a la literatura y al flamenco que respira el barrio.

Los Jardines de Murillo

Para finalizar nuestro recorrido por el Barrio de Santa Cruz, nos dirigimos a los Jardines de Murillo, uno de los espacios verdes más bonitos de Sevilla. Antiguamente formaban parte del Real Alcázar y fueron cedidos a la ciudad en 1862, convirtiéndose en un lugar de paseo para locales y visitantes.

Caminando entre naranjos, fuentes y parterres floridos, paramos frente al Monumento a Cristóbal Colón, también conocido como la Estatua del León, coronada por un león que sostiene un globo terráqueo. Con sus 23 metros de altura, se impone en los jardines y recuerda la conexión de Sevilla con la exploración y el comercio marítimo durante la época colonial.

Desde los jardines se puede observar la vida cotidiana del barrio, los pequeños comercios y los transeúntes que cruzan sus calles. Para nosotros, fue un momento de tranquilidad después del bullicio del centro histórico, un lugar donde sentarse, descansar y reflexionar sobre todo lo que habíamos visto durante el paseo por Santa Cruz.

Finalmente, retomamos nuestro camino por Calle Agua, Calle Vida y la estrecha Calle Judería, hasta llegar al Patio de Banderas, cerrando un recorrido que nos permitió vivir el barrio desde dentro, disfrutando de su historia, sus rincones escondidos y su auténtico ambiente sevillano.

vivir Santa Cruz

Recorrer el Barrio de Santa Cruz nos permitió descubrir una Sevilla que va más allá de los monumentos. Callejuelas estrechas, plazas soleadas, patios escondidos y rincones llenos de historia nos hicieron sentir que caminábamos entre siglos de tradición y vida cotidiana.

Lo que más nos impactó fue cómo cada espacio combina historia y presente: la majestuosidad de la Catedral y la Giralda, el tesoro documental del Archivo de Indias, la elegancia de los Reales Alcázares, y la tranquilidad de plazas como Doña Elvira o los Jardines de Murillo. Todo ello hace que Santa Cruz sea un barrio donde la historia se siente viva y donde cada paso invita a descubrir algo nuevo.

Al salir del barrio, nos quedó la sensación de haber conocido Sevilla de verdad, caminando por sus calles, respirando su ambiente y dejando que el barrio nos contara sus secretos. Santa Cruz no es solo un lugar que visitar, sino un espacio para vivir y sentir la ciudad, donde cada calle, plaza y edificio guarda una historia que merece ser escuchada.

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