Recorrer el Barrio de Cimavilla es estudiar la historia de Gijón, una ciudad que ha visto pasar siglos de civilización y que guarda en sus calles y monumentos el legado de su rica herencia cultural. Fundada en la época romana podemos recorrerla hasta llegar a la influencia marinera y la vida moderna. Y es que cada rincón de Cimavilla tiene una historia que contar.
En este artículo, te invitamos a un recorrido histórico que sigue el hilo del tiempo mientras conocemos los lugares más emblemáticos de este barrio único.
Cada rincón de este recorrido está impregnado de memoria y simbolismo, desde los restos arqueológicos hasta los monumentos modernos. Este paseo por Cimavilla te invitan a conocer no solo los lugares, sino también las historias que han dado forma a Gijón a lo largo de los siglos.
Un poco de historia de Gijón y Cimavilla
Gijón, conocida en época romana como Gigia, es una ciudad cargada de historia que ha evolucionado desde que en sus orígenes era un pequeño asentamiento costero hasta convertirse en uno de los principales núcleos urbanos del norte de España. Su estratégica ubicación junto al mar Cantábrico la convirtió en un importante enclave comercial y defensivo.
A lo largo de los siglos, Gijón se consolidó como un centro marinero, y el barrio de Cimavilla, corazón histórico de la ciudad, refleja esa identidad. Sus palacios y edificios emblemáticos son testigos de la transformación de Gijón durante la Edad Media y el Renacimiento. El mar siempre ha sido un protagonista en la vida de la ciudad, algo que se aprecia en los monumentos modernos como el Elogio del Horizonte, una escultura que rinde homenaje al vínculo eterno entre la ciudad y el Cantábrico.
En épocas más recientes, Gijón se adaptó a los cambios económicos y sociales por lo que también puedes conocer el reflejo de su historia comercial e industrial en algunos de sus edificios.
Los lugares que visitar en Cimavilla
Nuestro paseo por Cimavilla comienza en el lugar donde comenzó la historia de Cimavilla en el siglo I cuando se creó un asentamiento romano junto al Mar Cantábrico. La historia de Gijón es un poco más antigua, ya que el Castro de Campa Torres, situado al otro lado de la Playa de Poniente es del siglo V a.C.
Si quieres visitar el barrio de una manera muy amena puedes hacer este free tour por el Barrio de Cimavilla que te lleva por todos sus rincones y en el que te contarán historias que en pocos sitios podrás leer.
Termas Romanas Campo Valdés
Las Termas Romanas de Campo Valdés, primer punto de nuestro visita, son uno de los yacimientos arqueológicos más destacados de Gijón y datan del siglo I d.C. Este complejo, que incluye vestigios de un sistema de calefacción romano conocido como hypocaustum, es un reflejo de la avanzada tecnología de la época y de la importancia que los romanos otorgaban al bienestar físico y social. Las termas no solo eran un lugar de higiene, sino también un espacio de encuentro y conversación.
Cuando recorres sus salas, es fácil imaginar el bullicio de la vida cotidiana en la antigua Gigia, el nombre que los romanos dieron a Gijón. La estructura conserva diferentes áreas, como las salas de agua fría (frigidarium), templada (tepidarium) y caliente (caldarium), donde se pueden observar detalles arquitectónicos impresionantes para su época.
Este lugar permaneció oculto durante siglos hasta que unas obras en 1903 revelaron su existencia. Desde entonces, se han llevado a cabo numerosas excavaciones y trabajos de conservación para preservarlo. La visita incluye paneles explicativos y proyecciones que ayudan a comprender mejor cómo funcionaban estas instalaciones.
Retrocediendo en el tiempo
Cuando visitas las Termas Romanas, te sorprende la paz del lugar en contraste con el bullicio que debía haber allí en la época romana. Si cierras los ojos puedes imaginar el vapor, las risas y las conversaciones que algún día escucharon sus piedras.

Muralla Romana
A pocos metros de las termas se encuentra la Plaza de Jovellanos donde podemos admirar una pequeña sección de la antigua Muralla Romana de Gijón, que data del siglo III, y que es un recordatorio de la importancia estratégica de la antigua Gigia. Construida para proteger la ciudad de ataques, sus restos son hoy un testimonio de la ingeniería y la planificación urbanística de los romanos.
Durante el declive del Imperio Romano, estas murallas se convirtieron en un refugio para los habitantes locales frente a las incursiones de tribus bárbaras. Más tarde, con la llegada de la Edad Media, partes de la muralla fueron reutilizadas como cimientos para nuevas edificaciones.
La integración de la muralla en la Gijón actual
Aunque gran parte de la muralla ha desaparecido, fragmentos integrados en los edificios actuales permiten imaginar su magnitud. En sus calles es posible ver restos significativos que evocan su pasado defensivo. ¿Te imaginas cómo sería vivir en una ciudad rodeada por una muralla romana?
En su época, la muralla no solo servía como defensa, sino también como símbolo de la autoridad romana ya que según Gijón crecía, la muralla se convirtió en un elemento clave para definir su identidad como ciudad fortificada. Su perímetro original abarcaba la parte alta de Cimavilla y algunas áreas circundantes. Se estima que alcanzaba una altura de 6 metros y una anchura suficiente para que patrullasen soldados.

Palacio Valdés
Antes de llegar a la Plaza de Jovellanos seguro que te has fijado en un bonito palacio que hace que des un salto en el tiempo desde la época de los romanos hasta el siglo XVII. Se trata del Palacio Valdés, un magnífico ejemplo de la arquitectura barroca asturiana que fue construido como residencia de la influyente familia Valdés. Su fachada, con detalles ornamentales y un escudo de armas que atestigua el linaje de la familia, destaca entre las calles del barrio de Cimavilla.
A lo largo de los siglos, el Palacio Valdés ha tenido diversos usos, desde residencia noble hasta espacio administrativo y cultural, siendo en la actualidad un colegio. Junto al palacio, formando un conjunto espectacular, se encuentra la Capilla de Nuestra Señora de Guadalupe.
Su ubicación, cerca de la Muralla Romana y otros puntos históricos, refleja la relevancia que esta familia tuvo en la vida política y social de Gijón. Aunque el palacio ha sufrido reformas, se ha mantenido su esencia original, convirtiéndolo en un símbolo de la resistencia del patrimonio asturiano.
Museo Casa Natal de Jovellanos
De vuelta de nuevo a la Plaza de Jovellanos, y avanzando ahora hasta el siglo XVIII, encontramos la Casa Natal de Gaspar Melchor de Jovellanos, un referente de la Ilustración española, que es hoy un museo dedicado a su vida y obra. Este edificio, una casona tradicional asturiana del siglo XVIII, alberga una interesante colección de arte asturiano, así como objetos personales y documentos relacionados con Jovellanos.
Jovellanos, que nació en 1744, no solo fue un intelectual, sino también un reformista que soñaba con modernizar España. Promovió la modernización de Asturias, impulsando proyectos como la mejora del puerto de Gijón y la creación de la Real Institución Asturiana de Náutica y Mineralogía. Por este motivo, su figura sigue siendo un símbolo de progreso y cultura en la región.
El museo también incluye exposiciones temporales que enriquecen la experiencia del visitante. Es un lugar que no solo permite conocer a Jovellanos, sino también sumergirse en la historia cultural de Asturias y entender su impacto en el resto de España.
Un personaje histórico fundamental en la historia de España
Entre las numerosas obras de arte de la casa se encuentra el famoso retrato de Jovellanos. Si lo observas, verás que sus ojos parecen mirar directamente a través del tiempo, como si cuestionaran que hayamos aprendido algo de sus ideas. Parece un recordatorio de que el conocimiento y la historia son pilares esenciales para avanzar como sociedad.

Torre del Reloj
La Torre del Reloj es otro símbolo del barrio de Cimavilla. Construida en el siglo XVI como parte del sistema defensivo de Gijón, su función inicial era vigilar la costa y proteger la ciudad de posibles invasiones aunque con el paso del tiempo, se transformó en un elemento esencial para marcar el ritmo de la vida cotidiana con el sonido de su campana.
La torre, de forma cuadrada y austera, refleja el carácter práctico de su época de construcción. Hoy en día, alberga una exposición sobre la historia de Gijón, que incluye mapas antiguos, documentos y fotografías que muestran la evolución de la ciudad y que complementa a la perfección lo que te estamos contando aquí.
Además de su valor histórico, la Torre del Reloj ofrece una vista panorámica impresionante del Barrio de Cimavilla y del puerto.
Plaza del Marqués y sus monumentos
Caminando unos metros se llega a la Plaza del Marqués, que para muchos es la puerta de entrada al Barrio de Cimavilla ya que se encuentra junto al puerto deportivo, las famosas letronas y un parking que es perfecto para dejar el coche si llegas a Gijón en este medio de transporte.
La Plaza del Marqués es uno de los puntos neurálgicos del barrio. Su protagonista indiscutible es la estatua de Don Pelayo, erigida en 1891, y que representa al primer monarca del Reino de Asturias, quien lideró la resistencia contra los musulmanes en la Batalla de Covadonga. Este monumento celebra no solo su liderazgo militar, sino también su papel como símbolo de identidad asturiana.
La plaza no solo honra a Don Pelayo, sino también a la estrecha relación de Gijón con el mar. Desde aquí, se puede observar la actividad del puerto deportivo antes de adentrarse en Cimavilla, con sus calles estrechas y su esencia marinera.
La importancia de Don Pelayo
Junto a la estatua de Don Pelayo puedes sentir el viento salado del mar que parece susurrar historias de batallas y conquistas. ¿Te imaginas cómo sería liderar una causa tan histórica desde estas mismas tierras que marcó el camino de lo que hoy somos en España?
En el pasado, esta plaza fue un punto clave en la vida comercial y social de Gijón. Hoy, conserva su vitalidad, rodeada de edificios históricos como la Casa Paquet y el Palacio Revillagigedo, que completan el marco histórico y arquitectónico del lugar.
Además, el Palacio Revillagigedo es posiblemente uno de los más famosos de Gijón, construido a principios del siglo XVIII y que fue propiedad de otra de las grandes familias nobiliarias de Gijón. A su lado se encuentra la Colegiata de San Juan Bautista, también del siglo XVIII, también de estilo barroco como el palacio anexo.
La Casa Paquet, con su distintiva fachada, es uno de los edificios más llamativos de la Plaza del Marqués. Construida en el siglo XIX, fue originalmente la residencia de la familia Paquet, una de las más influyentes de Gijón durante la época y propietaria de la compañía naviera cuya sede se estableció en este edificio. La Casa Paquet fue un símbolo del crecimiento industrial de Gijón, con su diseño elegante y funcional, orientado hacia el puerto.

Tabacalera
Si te das cuenta, de momento solo nos hemos movido por la parte baja de Cimavilla pero ahora toca adentrarse en sus calles y comenzar a ascender disfrutando de sus casas y su ambiente hasta llegar a otro de los edificios que te recuerdan el pasado industrial de Gijón, del que ya empezamos a conocer con la Casa Paquet.
La Tabacalera, antigua fábrica de tabacos de Gijón, es un edificio cargado de historia y memoria industrial. Este impresionante complejo fue construido a finales del siglo XIX y operó como una de las principales fábricas de tabaco de España hasta su cierre en 2002.
El edificio, de estilo neoclásico industrial, es un recordatorio del papel que Gijón desempeñó en la industrialización de Asturias. En su época de máximo esplendor, la Tabacalera era un símbolo de progreso para la ciudad.
Las cigarreras
La práctica totalidad de las personas que trabajaban aquí eran mujeres, las llamadas cigarreras. No, no es que fueran muy feministas sino que era un trabajo muy manual sin maquinaria y las mujeres constituían una masa laboral barata.
Sorprende la tranquilidad que se respira en esta zona en contraste con el bullicio que habría en su día por las más de 2.000 personas que trabajaban allí a finales del siglo XIX en un ambiente en el que el olor a tabaco impregnaba el aire.

Fuerte Viejo Batería Baja de Costa Santa Catalina
En la parte más alta de Cimavilla tenemos el Cerro de Santa Catalina y aquí encontramos otro importante aspecto del pasado de Gijón que no se puede olvidar, el militar.
El Fuerte Viejo de Santa Catalina, conocido como la Batería Baja, es una construcción militar que data del siglo XVII. Diseñado para defender la costa gijonesa de posibles ataques marítimos, este fuerte formaba parte de un sistema defensivo más amplio que incluía otras fortificaciones a lo largo del litoral asturiano.
Aunque hoy solo quedan restos de su estructura, el lugar conserva un aire de misterio y solemnidad. Las vistas desde aquí, con el mar Cantábrico extendiéndose hasta donde alcanza la vista, hacen fácil comprender por qué se eligió esta ubicación estratégica. Durante siglos, el fuerte desempeñó un papel crucial en la defensa de Gijón, especialmente durante conflictos como la Guerra de la Independencia.
Elogio del Horizonte
¿Saltamos al siglo XX? Pues sí, para conocer el Elogio del Horizonte, obra del escultor Eduardo Chillida, sin duda uno de los símbolos más reconocidos de Gijón. Inaugurada en 1990, requirió un trabajo minucioso para instalarse en el Cerro de Santa Catalina. Construida con hormigón, sus formas curvas están diseñadas para interactuar con el viento y el sonido del mar, creando una experiencia sensorial única.
Diseñada para interactuar con el entorno, la escultura enmarca el paisaje marítimo y transforma el sonido del viento en una experiencia casi musical. La obra, de 10 metros de altura, es un ejemplo del diálogo entre arte y naturaleza que Chillida buscaba en muchas de sus creaciones.
Chillida visitó repetidamente el lugar antes de diseñar la obra, observando cómo las corrientes de aire y el paisaje influían en el entorno. Su objetivo era crear un espacio que “abrazara” el horizonte, permitiendo que el visitante se sintiera integrado con la inmensidad del mar.
Con el paso de los años, el Elogio del Horizonte se ha consolidado como un lugar de encuentro para gijoneses y turistas, así como un punto de reflexión sobre la conexión de Gijón con el mar. Este lugar también es popular para contemplar los atardeceres, con el sol hundiéndose en el horizonte, enmarcado por la escultura.

Iglesia de San Pedro
Descendiendo por la Calle Carmín de la Fortica, dejando a la izquierda la inmensidad del Mar Cantábrico y el sonido de las olas llegamos hasta casi el punto inicial de nuestro paseo para disfrutar de la Iglesia de San Pedro, situada a orillas del mar y que es uno de los edificios más emblemáticos de Gijón.
Aunque el templo actual fue reconstruido en 1945 tras la Guerra Civil, sus orígenes se remontan al siglo XV, cuando fue erigida como una iglesia parroquial gótica. El diseño de la iglesia combina elementos neogóticos y regionalistas, y su imponente campanario se puede divisar desde muchos puntos de la ciudad. En su interior, destaca el retablo mayor, una obra que rinde homenaje al legado espiritual de la ciudad.
El entorno de la iglesia, rodeado por la costa y el Campo Valdés, ofrece una de las estampas más simbólicas de Gijón. Es un lugar perfecto para detenerse y reflexionar sobre la conexión de la ciudad con sus raíces históricas y religiosas.

Plaza Mayor
A pocos metros se encuentra la Plaza Mayor de Gijón, el corazón administrativo y social de la ciudad. Rodeada de edificios históricos, como el Ayuntamiento, este espacio rectangular conserva la esencia de las plazas mayores tradicionales, donde los vecinos se reunían para celebrar mercados, fiestas y eventos importantes.
La arquitectura de la plaza, con soportales que resguardan del clima, refleja la influencia castellana y la adaptación al entorno asturiano. Además de ser un lugar de encuentro, la Plaza Mayor es un punto perfecto para observar la transición entre el casco histórico de Cimavilla y el resto de Gijón. Es un lugar cargado de energía que muestra la vida cotidiana de la ciudad.
El bullicio habitual de la Plaza Mayor contrasta con la tranquilidad que puedes encontrar en el Cerro de Santa Catalina y algunas de las calles de Cimavilla.

Antigua Pescadería
Termina ya el recorrido por Cimavilla. Junto a la Plaza Mayor se encuentra la Antigua Pescadería, uno de los testimonios más vivos de la relación de Gijón con el mar. Este edificio, que data del siglo XIX, era el lugar donde los pescadores locales traían su captura del día para venderla. Aunque ya no cumple su función original, sigue siendo un punto de interés histórico y cultural.
El diseño del edificio, con grandes ventanales y techos altos, permitía la ventilación necesaria para conservar el pescado fresco. Mientras tanto, su fachada, conserva detalles que recuerdan su pasado, como los azulejos decorativos y las inscripciones en la piedra.
Una arquitectura de vanguardia
Diseñada en estilo funcionalista, la Pescadería contaba con sistemas de drenaje que llevaban agua salada directamente a los puestos para mantener el pescado fresco. Aunque ya no cumple su función original, el edificio sigue siendo un testigo mudo de la vida marinera de Gijón.
Inaugurada en 1904, la Antigua Pescadería fue durante décadas el centro del comercio de pescado en Gijón. Su ubicación estratégica junto al puerto garantizaba la frescura del producto, que llegaba directamente de las barcas al mercado. Las pescaderas, conocidas como rederas, no solo vendían pescado, sino que también tejían redes para los marineros.
Lo que nos enseñó este paseo
Terminar este recorrido por Cimavilla es como cerrar un libro fascinante que nunca querrías dejar. Cada calle, cada rincón y cada monumento nos cuenta historias de una Gijón que ha sabido combinar el peso de su pasado con la vitalidad de su presente. El barrio nos enseña que el tiempo no es un enemigo, sino un compañero que construye identidad.
Puedes encontrar más información en la página oficial de turismo de Gijón.
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